Desde los inicios de la Tv colombiana, nos
encontramos frente al esfuerzo de muchos, por dar a conocer a un pueblo
subdesarrollado, el mundo y el mismo país, que se asombraba frente a la
pantalla chica. Pero toda esta tecnología fue pasando con el tiempo por un
camino espinoso que supuestamente buscaba el desarrollo y el crecimiento del
medio en Colombia. Los contenidos iniciales, la programación, los horarios y
hasta los presentadores, eran muy limitados, en la televisión más que
incursionarse con ideas que podían ser o no ser, se desarrollaban formatos que
buscaban posicionarse y marcar un buen comienzo para un espacio que mostraba la
realidad ya escuchada y leída en otros medios.
Dentro de los esfuerzos por la conformación
de la TV, los enfoques siempre fueron tomando rumbo hacia lo educativo y lo cultural,
y con algunos elementos de entretenimiento, sin lugar a dudas mucho se le debe
a todos estos pioneros de la TV en Colombia, pero quizás este espacio se
presentó como un manjar exquisito donde se podía parar más de una mosca. Donde
la torta alcanzaba para muchos pero su tiempo de virginidad estaba por acabar.
El gobierno descubre en el 97 la forma de apropiarse de este medio, con la
cortina de humo, supuesta, de abrir el campo electromagnético al sector privado,
para hacerlo pluralista en su contenido. Pero no fue más que la dirección
perfecta hacia la crisis de TV en la que nos encontramos inmersos hoy en día,
al punto que una nueva comisión para la TV se ha tenido que crear.
El terreno económico para canales
públicos se ha hecho el cementerio de estos, donde se nota cada vez más la
opción de un cierre que de un resurgimiento. El contenido televisivo, de los
que sí tienen dinero, es sólo entretenimiento, hasta las mismas noticias se han
convertido en un show mediático, que no educa, no informa, sino que manipula,
es amarillista y degrada el periodismo. Todo ese chorizo que se nos embute de
puro comercial, de puros productos, son la evidencia clara que hacer
televisión, no es más que dedicarse a estrategias de mercadeo para vender
vainas que al final hasta mal nos caen.
Los formatos así sean de entretenimiento
como para pasar el rato y ya, son copia barata de otros países, que sí se han
tomado a la tarea de crear híbridos interesantes, pero para esos lugares,
porque adaptados a Colombia, no son más que la recreación de ignorancia vestida
de payaso, porque el amigo Rating nos dice que se hace o que no, que le
conviene a la gente ver o no ver.
Y quizás canales como Señal Colombia,
que presentan un panorama de formatos de buena calidad, el campo es igual de
desolador, este dictador, ya mencionado (rating), castiga lo que es la TV
cultural, sus cifras son pobres, por no decir inexistentes. Que a la final
producir un programa, ser director de una serie animada o documental, en estos
espacios es igual que estar en la casa echándose aire, no sirve de nada, al
punto que se ha llegado a la retrasmisión de lo viejo y ya hecho.
Entonces estando así nuestra mirada,
como la encasillada de un caballo, tenemos un sólo rumbo que ver, y es el
duopolio al que estamos arrojados, que como dice el espacio digital la
fiscalía.com, sólo ofrecen estéticas deplorables, estrategias publicitarias
paupérrimas y refritos a mas no poder: Mientras Caracol intenta recuperar el
rating con alguna que otra producción buena pero sin gancho, a lado de sus
“historias diferentes y divertidas” pero pensadas a la carrera y ramplonas, RCN
no arriesga mucho con sus sempiternos alargues, aun teniendo productos
engavetados.
Continuando
de leer la fiscalía.com sigo dejando escritas estas líneas: Mientras el uno se
duerme en los laureles del rating , aun con telenovelas que explotan el cliché
del cliché, la otra trata de pasar la tormenta con alguno que otro formato
interesante (El precio es correcto), pero juntos han logrado bloquear la salida
del Tercer Canal, todo esto, ahora, ambientado en la pérdida del status
constitucional de la CNTV, ya mencionado hace un momento más atrás, lo
cual, se volvió un fortín burocrático y
mas insignificante que los programas de Defensoría del televidente. Y ni
hablemos de esos programas o segmentos que, a punta de mensajes de texto, se
convierten en el espejismo de muchos ignorantes…eso es de lo peor.
Termino
la intervención de este espacio digital con las siguientes palabras: Creo que,
de estar vivo, Rojas Pinilla tendría de algo mas de qué entristecerse que la
situación jurídica de sus nietos o del estado del aeropuerto El Dorado…
Siendo
esto una mirada rápida a la realidad económica y social de la TV en el país, sin
ni siquiera mirar los pobres canales comunitarios o regionales, también
plagados de seudorealizadores audiovisuales que más que empresarios son
corruptos; no nos queda nada que rescatar.
Estudiar Radio y TV, en Colombia, es querer asumir el reto, de un
cambio. Que si hay oportunidades o no? Claro que las hay, pero el camino es
realmente difícil de emprender. Muchos dicen que estos medios son una elite o
rosca, a los cuales, con palanca debemos contar para entrar. Y si entras te
amoldas, o mejor hablado, te adaptas o te extingues. Esto no necesita héroes,
necesita estrategas audiovisuales que presenten una idea diferente, recuperando
el verdadero sentido de la TV. Los sueldos a los que se puede aspirar a pesar
de los muchos canales que hay en Colombia, ya sean privados o públicos, son
míseros, gana más uno, a veces, colocando una venta de butifarras, que
trabajando para terceros que nos explotan y pagan menos de lo que se hace.
Escuchaba
una expresión de una productora ejecutiva del canal de las tres letras: “
trabajar en la televisión es la peor decisión que cualquiera puede tomar, a
parte que ni para hacer vida familiar puedes, ya sea por el tiempo o el dinero,
que no alcanzan ni para contarlos”. Entonces, el panorama ¿es un cementerio o un
jardín?, pues diría que es un jardín, pero de flores con pura espina, donde habrá
que blindarse y empezar a pasar por él.
Y ahora
frente a la creación de la TV por el medio de convergencia (Internet), donde
podemos tener nuestro espacio audiovisual, pues imagínese ¿qué se puede esperar?.
Es que el monstruo del duopolio, es inmortal, o nos unimos al enemigo o morimos
en el intento. Pero hacer rancho aparte es como irme a un cementerio a vender
piscinas. Estos espacios como todos los sectores de la sociedad, están viciados,
donde poder hacer algo o no, es contar con un toque de suerte. Las
oportunidades laborales existen pero las propuestas que se ofrecen no valen la
pena. Y esto es ver cómo el manejo de intereses de unos pocos recaen sobre
todos. Sin embargo, no perdamos la esperanza, hacer buena TV, se puede lograr.